El secretario de Comercio de Estados Unidos, Howard Lutnick, confirmó que a partir del próximo martes 4 de marzo se impondrán aranceles del 25% a las importaciones provenientes de México y Canadá. Aunque reconoció los avances significativos de ambos países en la lucha contra el tráfico de fentanilo, la administración del presidente Donald Trump exige un mayor compromiso para evitar la implementación de estas medidas.
Lutnick dejó en claro que la decisión está tomada, pero sugirió que los detalles finales podrían ajustarse en función de las negociaciones en curso. “El martes habrá aranceles para México y Canadá. Vamos a dejar que el presidente y su equipo negocien exactamente cuáles serán”, declaró el funcionario. Además, mencionó que el presidente Trump está evaluando cuidadosamente cómo proceder, lo que indica que la situación aún podría cambiar.
En un intento por evitar la aplicación de estos gravámenes, delegaciones de alto nivel de México y Canadá viajaron esta semana a Washington para presentar propuestas concretas. Entre las acciones destacadas, México extraditó el jueves a 29 líderes del narcotráfico solicitados por Estados Unidos, incluyendo a figuras notorias como Rafael Caro Quintero, fundador del Cártel de Guadalajara, y los hermanos Miguel Ángel y Omar Treviño Morales, líderes de Los Zetas. Estas extradiciones buscan demostrar el compromiso de México en la colaboración bilateral contra el crimen organizado.
Por otro lado, el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum ofreció equiparar las tarifas arancelarias que México aplica a China con las que Estados Unidos mantiene, una propuesta que también fue solicitada a Canadá. Sin embargo, la administración estadounidense insiste en que se requiere un esfuerzo adicional para evitar la entrada en vigor de los aranceles.
La medida, anunciada inicialmente en febrero y pospuesta por un mes, ha generado tensiones en la relación comercial entre los tres países. Aunque las negociaciones continúan abiertas, el gobierno de Trump mantiene firme su postura, lo que podría tener repercusiones significativas en la economía regional.
Mientras tanto, los mercados y sectores productivos de América del Norte esperan con incertidumbre el desenlace de estas conversaciones, que podrían definir el futuro de las relaciones comerciales en la región.